viernes, 28 de setiembre de 2007

Puna Madre!

El martes 11set llegamos a Cuzco Martín y yo. La verdad es una bonita ciudad, superó mis expectativas. Ya sólo me falta conocer Ayacucho (y quizá Abancay) para tener en mi registro todas las ciudades de la sierra. En Cuzco visitamos los atractivos de la ciudad: Koricancha, Saqsayhuamán (o sexywoman como le dicen los gringos), además de museos y demás monumentos líticos a la piedra (fo!). El primer día del tour conocimos a 5 gringas de California y lo pasamos chévere, fuimos a comer y anduvimos por ahí con la vida nocturna, además de visitar todas las piedritas de 200 mil toneladas (y cientos de años) con ellas, tomar chicha de jora y comer harta pizza! Ya teníamos el toque femenino que faltaba a la excursión y de paso practicábamos nuestro spanglish.

Estoy feliz porque en Cuzco hay un Bembos y como fanático de éste, he almorzado ahí 3 de 5 días. También comí alpaca y harto mate de coca. Luego visitamos el Valle Sagrado y otras piedras más. Luego más piedras y por último un cerro enorme con muchas piedras, seguido de otro más. Uf! Claro que para eso tenemos que subir miles de escalones de piedra. A estas alturas creemos que los incas construyeron toda la cordillera, desde Alaska a la Patagonia... y quizá el Tíbet.

Luego de Cuzco y sus gringos, visitamos el último santuario gringo: Machu Picchu y que está hecho de pura piedra. Para llegar a MaPi (como le dicen los locales a Machu Picchu) se hace sólo en tren y esto me emocionó mucho ya que era la primera vez que viajaba en este paquidermo motorizado (no estoy contando los trencitos de la feria). Toda una experiencia! Pasamos dos noches en MaPi y en una de ellas quisimos acercarnos a bailar con un par de gringas buenas que nos hacían muchas señas y que estaban por ahí, pero nos llevamos un tremendo chasco, ya que a Martín como a mí no nos hicieron caso y nos dejaron paraditos en medio de la disco con cara de autogol. Qué barbaridad, qué se habrán creído esas gringas, dejar tirando cintura a un par de machos machotes latinos, altos, musculosos, galantes y guapos. Bueno, tenemos dos alternativas: O entendimos mal las señas o de seguro eran lesbianas!, jaja!

En MaPi vimos muchas más piedras y conocimos más gringos, de todas partes, españoles sobretodo y creo que venían a ver la kag"$&/-*%ada que habían hecho sus ancestros, incluso conversando con una pareja de estos nos dijeron que en España les enseñan muy poco de la época de la conquista y que los españoles no eran los malos, sino los indios herejes y que ellos vinieron para evangelizarnos y dejarnos sus apellidos. ¡Gran favor que nos hicieron! Me pregunto si por ahí el motivo no fue el oro... No, que mal pensado que soy.

Luego de unos días regresamos a Cuzco despidiéndonos de nuestras California's Girls, para abordar el tren a Puno, toda una experiencia digna de película de James Bond. Lo único malo es que el viaje dura como 9 horas, pero los paisajes son indescriptibles, para perder el sueño por completo (aunque igual me dormí un ratito) y pasárselo pegado a la ventana, sobretodo cuando se llega al lago "Titijaja" (como le dicen los puneños al lago) y ver el atardecer rosado en la cordillera mientras el Titijaja refleja los últimos colores del ocaso como si fuera un espejo roto en mil pedazos. Al bajar del tren el frio se hace sentir con fuerza, por algo estamos en Puno.
En la puna madre!

Esta zona se encuentra sobre la meseta del Collao que en verdad es una barbaridad de enormidad y seguro también construida por los incas. Uno no puede creer que se encuentra en lo más alto de la cordillera de los Andes porque la meseta es tan amplia como la Amazonía y totalmente plana que se parece mucho a las Pampas Argentinas (pero sin vegetación ni vacas, tan sólo un argentino, el que estaba sentado a mi lado), pero a 4 mil metros sobre el nivel del mar y te lo recuerda a cada paso la falta de oxígeno, sobretodo si se carga un morral de 15 kilos.

En Puno visitamos los puntos de interés de la zona: Navegamos a las islas flotantes del lago, las tumbas que parecen chimeneas y el Yaraví: El primer barco en navegar las frías aguas del Titijaja y que fuera construido en Inglaterra en 1912 más o menos, es alucinante ese barco, todo es de esa época!

Ver el lago ahí y rodeado de cerros es una sensación indescriptible. Incluso ver el horizonte del lago que no es otra cosa que la circunferencia de la tierra, lo deja a uno sin aliento. Es igualito al mar, con olas, espuma y todo... Hasta tiene peces! Luego, para ir a bolivia hay que cruzar en "ferry" por Copacabana (nada que se le parezca a su homóloga de Brasil, ni una sola garotinha!), el bus con nuestras cosas va en uno y los pasajeros en otro. A medio camino el motor se apagó y las olas nos sacudían como un barquito de papel, una gringa a mi lado empezó a sollozar y los marineros bolochos querían que bajemos a empujar! Al final prendió el coso ése y la gringa dejó de llorar (yo la quería aventar por la borda como lastre!).

Llegamos a la capital de Bolivia. La Paz es una ciudad que hay que conocer, está ubicada entre los 4200 y los 3600 msnm y todas las calles son en cuesta con diversos grados de inclinación (horrible) y en verdad ahora veo que los bolivianos están caga$&*+%dos. Los máximos atractivos son los restos de Tiawanako o Tiwanaku y sus monumentos de piedra (dale con eso!), pero mucho más descuidados y deteriorados que los monumentos incas vistos en Perú. Aunque algunos son verdaderamente sorprendentes. Y luego, al sur de La Paz está algo que le llaman el Valle de la Luna , unos cerros derretidos como si fueran velas, algo que hay en algunos otros lugares del mundo también.
Al sur de La Paz se haya una zona llamada San Miguel o Calacoto y su famosa Calle 21 que es un enorme y circular "Boulevard" lleno de restaurantes y tiendas de interés, es la zona donde viven los ricos de Bolivia (sí, hay ricos). Recién en esta zona pudimos ver algunos autos particulares como BMW, Peugeot, Toyota y varias camionetas enormes. Incluso un grupo de chicas en una de éstas nos quisieron seducir (horror!), pero nos escondimos en una cabina de Internet y luego en una pollería, es que ya no queríamos saber nada de "señales" con extranjeras y bueno, las boliches eran extranjeras para nosotros.
En la noche fuimos al Hard Rock Café de La Paz , un HR trucho ya que no tenían ningún instrumento musical ni ropa de ningún famoso, creo que sólo estaba la zampoña de Los Kjarkas y el poncho de "Ivo" Morales. Pero igual, los tragos estaban muy baratos y es que en Bolivia las cosas son muy baratas, más de la mitad. Se siente muy bien tener una moneda fuerte! Así que si quieren mandarme a vivir a Bolivia con mi sueldo actual ¡acepto con gusto! Otra cosa para destacar es que los bolochos son iguales a los peruanos, salvo que con más gente indígena vestida de manera tradicional. Como sea, la gente en las cabinas de Internet u hoteles me habla en inglés... Era un gringo en Bolivia!

Llegó el momento de dejar Bolivia vía Desaguadero (no más ferry por favor!) y justo me llama mi jefe un poco despistado para preguntarme algunas cosas de la chamba. Pero bueno, el bus había salido temprano de La Paz con destino a la llegada de Caminos del Inca en la Plaza de Armas de la ciudad de Cuzco. Ya era 19 de setiembre. Pero tras todo el día de viaje (extrañamos el ten) arribamos tarde y no alcanzamos a ver a Kankkunen chupando su última Pilsen en la vereda de la Plaza de Armas. Así que fuimos a un bar con una chica boliche que habíamos conocido en el bus y por lo menos tuvimos con quien conversar de algo distinto a lo que estábamos acostumbrados el argentino y yo (el espacio y el tiempo, la ley de la relatividad y el escándalo de la Fórmula 1), además lo bueno de estar con la bolocha fue que no tuvimos el problema para bailar que nos pasó en MaPi, jaja.
Vuelo madrugador y vuelta somnolienta a Lima oliendo a camélido americanus, mientras la promesa ofrecida queda en pendiente por visitar al argentino en Bogotá y que espero hacer tangible en algunos meses quizá.

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